El hombre ha explorado la Tierra, conquistado los océanos, ha surcado los cielos y ha flotado en el espacio, pero el cuerpo no es necesario que nos acompañe en todas nuestras conquistas, existen aventuras en las que esa máquina de carne y hueso es un lastre para afrontar esos otros horizontes más sutiles. Desde los albores de la humanidad se ha sabido del viaje astral, se le ha dado nombres y los chamanes lo han utilizado para guiar al hombre primitivo, se ha hecho de forma involuntaria o se han utilizado sustancias para provocarlo, lo que es cierto es que el viaje fuera del cuerpo forma parte de la cultura chamánica del ser humano, y es algo real que cualquiera en un determinado momento puede alcanzar.
Los viajes astrales son la constatación de que somos algo más que carne y hueso, la prueba de que no es necesario morir para experimentar fuera de tu cuerpo, ver más allá de lo que la realidad de asfalto y hormigón te ofrece, ver, sentir y probar por ti mismo que miles de años de creencias se caen en unos instantes y para siempre. Esta expansión de ti mismo, este desdoblamiento, te impacta y te transforma. Un viaje astral puede cambiarnos para siempre, en las primeras ocasiones puede asustar, ya que uno no sabe lo que ocurre a su alrededor, la visión se vuelve total. Uno es un cuerpo de luz y de energía, y las cosas materiales cambian a nuestros ojos y reflejan la energía de la que están hechas en vez de la materia.
Un viaje astral, es un viaje de la consciencia, es como un sueño, y en realidad la puerta de entrada a este transporte es el fino velo entre la vigilia y el sueño, ese momento en que todo se almoadilla, en el que el cerebro comienza su proceso onírico para logran el descanso de la carne. Es en ese momento en el que el cuerpo astral puede desdoblarse, es en eso momento en el que nos despertamos en sueño y al miar a nuestro alrededor nos damos cuento que somo etéreos y que podemos viajar con el pensamiento.
Dentro de mundo astral podemos encontrar diversos seres que lo pueblan, otros viajantes astrales, otros que ya no existen en el plano astral, maestros ascendidos, ángeles visibles…
En el plano astral, nosotros recuperamos vitalidad y fuerza, por eso es tan necesario dormir. Al nosotros desprendernos de nuestro cuerpo, estamos conectados por el cordón de plata, que es un hilo que va más o menos del abdomen, hasta el cuerpo astral. En el cuerpo astral, viajamos a la velocidad del pensamiento, que es lo más rápido que existe. Por lo tanto, si pensamos en estar en un lugar, aparecemos en ese lugar, y si pensamos en regresar, ya estamos en el cuerpo terrestre.
En el plano astral podemos llegar a hacer lo que pensemos, no se necesita caminar para poder llegar a un lugar, con tan solo pensarlo ya estamos ahí. Podemos traspasar paredes, en fin puedes llegar hasta donde tu quieras y hacer lo que más te imagines. Podemos, por ejemplo, visitar lugares a los que nunca hemos ido, encontrarnos con personas o entidades que no conocemos, tener sensaciones que en nuestro plano físico nunca podremos experimentar, etc …