«El pez en el agua, el pájaro en el cielo» – Poema japonés
Una de las parejas más estables del Tarot la forman I El Mago y XI La Fuerza, mejor en este orden que se denomina el Orden I – XI.
Si estos Arcanos salen en este orden en una tirada se puede decir que la estabilidad reina en la pareja, ya que son completamente complementarios, esta pareja está formada por personas con grandes disposiciones. Cada uno, desde su propio ámbito, inicia su actividad: más intelectual la de él y más artística, creativa, orgánica la de ella. Ambos suman XII, El Colgado, que remite al aspecto de conocimiento de uno mismo y de ahondamiento, así como de sacrificio por el bien común de la pareja. El Mago trabaja con sus fuerzas espirituales, mientras que La Fuerza trabaja con la riqueza de sus pulsiones. Esta pareja se acompaña y se entienden, se comprenden por qué tienen una concepción similar del mundo, viendo la forma similar de sus sombreros. Cada uno es feliz en su campo de experiencia. Pero, recordemos sus numeraciones: pueden ser dos principiantes, dos adolescentes, o dos personas que se encuentran en el inicio de su existencia, sea cual sea su edad. Puede ser una pareja que se acaba de conocer o que mantiene vivo su amor como el primer día.
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Cuando la Fuerza antecede al Mago, se prevé una crisis que conduzca a la inmovilidad, el otro aspecto del Colgado que tememos y que usualmente encontramos. Este orden hace que cada uno intervenga en el campo del otro. Es el tiempo de pareja que no acepta las diferencias del otro e intenta cambiarlas. Se asfixian. Los dos miembros de la pareja no podrán estar juntos sin antes haber madurado lo suficiente y haber experimentado plenamente su propio campo de acción. Deben dejar el espacio necesario para desplegar su saber, hacer naciente, y entonces pueden encontrarse con espíritu de unión.
La Fuerza es una carta que, por separado, nos habla de tres conceptos a tener muy en cuenta, tanto en las tiradas como en la vida cotidiana.
Por un lado, nos habla de la capacidad de decisión, de la necesidad de poder ver las diferentes opciones que tenemos encima de la mesa y escoger, aquella que mejor nos parezca en todo momento. Sin embargo, tomar ciertas decisiones es algo que puede ser complicado, por ello, también nos habla del valor.
Es importante que sepamos ver la fortaleza que hay en nosotros y busquemos la fuerza y el valor necesario para dar estos pasos que, sin duda, marcarán una diferencia en nuestra vida. Pese a que el caos nos molesta, nos desorienta y nos lastima de vez en cuando, es fundamental seguir adelante. Y, la toma de decisiones es una parte de la vida.
Por último, la Fuerza también implica el aprendizaje constante que nos ofrece la vida, ya sea a través de nuestras decisiones y sus consecuencias, así como a través de las personas y las situaciones con las que nos enfrenta la vida. Así, toda acción tendrá su reacción y, de ella, debemos aprender. De este modo, la vida pone mucha gente a caminar con nosotros. Hay algunas de ellas que estarán a nuestro lado muchísimo tiempo. Pero, también habrá aquellas que saldrán tan rápido como han entado. La vida tiene el poder de darnos aquello que necesitamos a cada momento. Por ello, es vital saber ver las partes buenas de cada amigo, familiar, conocido o amor que tengamos en la vida. Y, de esta buena parte, sacar conocimientos, aprendizajes y volcarlos en nuestra propia personalidad. Es la manera en la que la vida nos ofrece sus famosas “lecciones” de las que tanto hemos oído hablar.
Por otro lado, cuando hablamos de El Mago, hablamos de una figura que transmite fe, conocimiento y la aceptación a lo incomprensible. Realiza la alquimia de la vida, aquello que no podemos entender, pero confluye con nosotros. Aquello que modifica nuestras vidas y todas aquellas reacciones que generamos con cada pequeña acción.
“La fe mueve montañas”: ¿cuántas veces hemos oído esta frase? Y es del todo correcta. No hay persona más poderosa que aquella que tiene fe. Ya sea en una filosofía, en una religión o en determinados conceptos. Tener fe nos mueve, nos permite avanzar. Y, la mayor fe que debemos tener, al fin y al cabo, es en nosotros mismos. Debemos creer en nosotros, ser activos y buscar aquello que consideramos que nos beneficiará. Así, cualquier cosa que nos propongamos va a dar sentido a nuestra vida. Lo consigamos más fácilmente o menos. Incluso, aunque no lo consigamos, el esfuerzo es lo que se debe valorar y es, al fin y al cabo, el camino que recorremos, el que debemos disfrutar. Por ello, la fe mueve cualquier cosa y nos permite llegar a grandes logros en la vida.
Lo incomprensible es algo que nos puede generar desconfianza o duda. Sin embargo, no hay por qué preocuparse de ello. De hecho, hay cosas que nunca vamos a poder explicar. Por ello, el mismo conocimiento es el que nos permite convivir con ello. Debemos dejar que la vida haga su curso, aceptar lo que nos ofrece y aprender de todo ello. Las experiencias son lo que, al final, nos acaban convirtiendo en mejores personas: más nobles, más sabias y más íntegras.