“Si quieres vivir una vida feliz, átala a un objetivo, no a las personas o a las cosas” – Albert Einstein.
Trascender (de trans, más allá, buscando, escalar) significa pasar de un ámbito a otro, atravesando el límite que los separa. Desde un punto de vista filosófico, el concepto de trascendencia incluye además la idea de superación o superioridad. Este es el significado concreto de esta palabra, pero ahora debemos pensar que es lo que diferencia al hombre corriente de una persona «que trasciende». Pues bien, toda persona que intenta superar los límites que le pone la vida, que intenta buscar sentido y conocimiento de su yo interno y de su existencia, trasciende a un plano en el que la vida enseña su verdadera esencia y verdad.
No hace falta ser un monje o un iluminado espiritual para trascender en la vida, una persona que ayuda a otra cuando la ve en apuros ya está trascendiendo, una persona que realiza un voluntariado en una ong, está trascendiendo, una persona que escucha a otra contarle sus problemas con verdadero interés y da consejos para aliviarla trasciende, y así en todos los actos de bondad que los humanos realizamos a diario.
También una forma de trascender, aunque no lo creamos, es el mero hecho de conversar con la gente. Hoy en día apenas conversamos con nuestros conocidos, vecinos, familiares, siempre vamos enganchados a los móviles o a Internet, pero esas conversaciones no son verdaderas en el sentido «espiritual» de la palabra, hemos perdido el contacto humano que hace que la conversación sea un placer y una forma de intercambiar energías e ideas que poco a poco tiende a desaparecer.
La trascendencia va mucho más allá de la percepción que dejarás en los demás después de morir. Tiene que ver con el comprender que solamente somos dueños de nosotros mismos, de cómo somos y actuamos y de que todo lo demás, como las personas y cosas que nos rodean, son el resultado y no la causa o el motivo.
Existen leyes de la naturaleza que se deben tener siempre presentes:
Nuestra necesidad de trascender va más allá de las cosas y las personas con las que vivimos la vida. Entre mejor tengamos planteado nuestros objetivos y más los cumplamos, mayor es el efecto de nuestras acciones en el espacio y tiempo de nuestra propia existencia.
La vida está llena de complicaciones y en ocasiones de obstáculos dolorosos, pero es en esos momentos en donde más podemos trascender, aprendiendo de las caídas y continuando luchando por nuestra meta final. Lo más importante es darle tiempo a lo que en verdad vale la pena, a balancear nuestras vidas, a luchar por lo que queremos y a ser humildes y sabios cuando la sintamos que la vida nos da la espalda.